Autores: MADC arquitectos + Santos Mera Arquitectos
Cliente: Univesidade de Vigo
Fase: Propuesta. Anteproyecto
Fecha Proy.: junio 2023
Infografias: Pablo Otero Novoa
Por las características topográficas de la parcela – parque, se planteó un edificio compacto con una clara rotundidad volumétrica sobre el manto verde vegetal donde se emplaza y con una geometría favorable desde el punto de vista del diseño, la eficiencia y la economía. El volumen se hunde ligeramente para minimizar su impacto, generando una topografía a modo de anfiteatro natural junto al acceso: se libera espacio urbano de calidad para incorporarlo al programa del edificio y se hace de él un elemento transformador de ese espacio exterior que lo circunda. Las plantas baja, primera y segunda (aulas) presentan un sistema de lamas de protección solar en aluminio reciclado perforado, mientras las dos plantas superiores (laboratorios de investigación y despachos) se rematan con lamas de vidrio translúcido: de nuevo el edificio parece reducir su altura, proponiéndose además como un volumen cristalino sobre el arbolado.
En la aproximación cercana al edificio, frente a la rotundidad casi perfecta de su composición y geometrías sencillas desde una visión más lejana, se descubre en sus límites materiales que vibran cuando incide la luz natural en la piel discontinua que recorre el mismo, matizando los espacios de luz y sombra y definiendo los huecos que proporcionan las escalas del edificio.
Se proyecta con cierta autonomía, la que exige y genera su propia organización que se fundamenta en el carácter de su uso como edificio docente. Espacios para el estudio y el trabajo con la posibilidad de zonas estanciales de relación social, diferentes por plantas aprovechadas como espacios de reunión y actividad para el desarrollo del trabajo colaborativo más informal y volcadas al espacio exterior arbolado. El vacío interior a modo de claustro o patio central se remata con un lucernario de grandes dimensiones que facilita tanto la iluminación natural del espacio interior, como la visión de la luna y las estrellas desde el interior.
El carácter modular e industrializado del edificio trata de buscar las máximas posibilidades para los espacios potenciales de laboratorios, seminarios y aulas: espacios flexibles, relacionables y fácilmente transformables a lo largo de la vida útil del edificio, consiguiendo la máxima diafanidad a través de una estructura muy ordenada, y un correcto diseño de los sistemas de iluminación y ventilación, que permitan la posibilidad de incorporar, mantener o modificar las instalaciones. Un edificio docente de última generación, con unos sistemas y tecnología avanzada, debe permitir un mantenimiento y ajuste continuo, fácil accesibilidad a todas las instalaciones y -muy importante- su futura adaptación a nuevas exigencias.
En cuanto a la sostenibilidad y ahorro de energía, se propone un edificio en cuya construcción se limite al máximo la demanda de energía: envolvente de altas prestaciones, fachadas reactivas, ventanas de calidad, estanqueidad al paso del aire y ausencia de puentes térmicos. Como regulador de la radiación solar, el edificio se reviste de lamas de protección solar, lamas con sección en “ala de avión”, conectando con el uso final del edificio; el lucernario presenta un sistema corredero de oscurecimiento para los meses más calurosos. En su interior la zona central se propone como un vacío originado por la interrupción de los forjados de las diferentes plantas y que se transforma en una auténtica “torre de aire” con exutorios en su parte superior, un espacio ordenador del funcionamiento del edificio y de los aspectos energéticos del mismo, provocando la percepción del interior del edificio como un conjunto o sucesión de espacios acristalados que dejan visualizar su uso interno, produciendo la interacción entre todos los departamentos de la escuela.